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martes, 11 de abril de 2017

Fibromas



La fibromatosis uterina es la patología tumoral benigna más frecuente del aparato reproductor femenino, se produce por acción del estrógeno (hormona femenina), el cual produce proliferación del músculo liso uterino y formación de tumores musculares llamados miomas.

También fibromas o leiomiomas, que pueden crecer hacia la cavidad uterina o hacia la cavidad abdominal, de tamaño variable. La fibromatosis uterina se presenta en aproximadamente el 20% de las mujeres en edad reproductiva. Los podemos conseguir de tres tipos: intramurales, subserosos y submucosos.

La mayoría de los fibromas son asintomáticos, sólo el 10-20% de las mujeres requieren tratamiento. De acuerdo a su localización, tamaño y cantidad, la paciente puede presentar los siguientes síntomas:

Ciclos menstruales prolongados, asociados a veces con hemorragias fuera del ciclo, que puede llevar incluso a provocar anemia. Este es el síntoma más frecuente asociado a los fibromas.
Intensos dolores menstruales. (dismenorrea)

Dismenorrea

La dismenorrea (del griego: dis-,menós: mes y rhein: fluir) o menstruación dolorosa es una irregularidad de la función menstrual. Se caracteriza por períodos dolorosos que aparecen con la menstruación.

Sintomatología

Los síntomas pueden ser diversos: calambre en las piernas, dolor pélvico o abdominal intenso, dolor en la parte baja de las espalda (a la altura de los riñones), dolor de cabeza, náuseas, mareos, vómitos,exceso en sudar, desmayos, fatiga, así como ansiedad, irritabilidad o depresión, es decir, que afecta tanto el estado físico como anímico.

En algunos casos, además de los síntomas, se expulsan durante la regla coágulos de sangre o moldes endometriales. Suele distinguirse entre dismenorrea primaria, presente en mujeres jóvenes, y dismenorrea secundaria, que aparece en mujeres mayores.

Distribución por Edad

En las mujeres jóvenes la dismenorrea aparece entre los 6 y los 12 meses siguientes a la menarquia (primera regla) y no suele deberse a ninguna enfermedad conocida, sino a los efectos de un eicosanoide llamado prostaglandina.

Tratamiento

Estos síntomas pueden ser aliviados mediante el uso de almohadillas para calentar o tomando un baño en tina con agua tibia. Algunos medicamentos que no requieren prescripción pueden ayudar a aliviar los síntomas del síndrome premenstrual (SPM). Estos medicamentos usualmente combinan acetaminofeno con cafeína, antihistamínicos o diuréticos.

También existen antiinflamatorios de venta libre tales como el ibuprofeno o el naproxeno que pueden ayudar a aliviar estos síntomas. Sin embargo hay que tomar en cuenta el efecto anticoagulante de estos últimos lo que puede prolongar o complicar el flujo menstrual.

El tratamiento hormonal (anticonceptivos) también suele ser efectivo, ya que inhibe la producción de hormonas. Para disminuir los síntomas se aconseja realizar ejercicio de forma regular (con un paseo cada dos días es suficiente), disminuir el consumo de tabaco, alcohol y cafeína, aplicar calor a la zona y tomar más líquidos (agua, zumos, fruta, verdura). La comida picante puede aumentar el dolor, al igual que las grasas y la sal, hay que evitarlas.

La severidad de la dismenorrea puede ser categorizada por un sistema de clasificación basado según el grado de dolor menstrual, presencia de síntomas sistémicos e impacto en las actividades diarias.

Magnitud

Grado 0: Menstruación no dolorosa y la actividad diaria no se encuentra afectada.
Grado 1: Menstruación dolorosa, pero rara vez inhibe la actividad normal, los analgésicos son rara vez requeridos, el dolor es leve.
Grado 2: Actividad diaria afectada, los analgésicos son requeridos y dan suficiente alivio para poder realizar actividades diarias, el dolor es moderado.
Grado 3: Actividad diaria claramente inhibida, pobre efecto de los analgésicos, síntomas vegetativos (cefalea, fatiga, vómitos, y diarrea), el dolor es severo.
Grado 4 : Los síntomas del grado 3 a los que se suman alucinaciones, Náuseas y vómitos.

Evolución

La dismenorrea primaria tiende a permanecer durante toda la vida de la mujer, si bien, suele disminuir con la edad y tras el embarazo. Según las estadísticas, la sufren entre el 30 y el 50% de las mujeres y suele ser hereditario. Suele producirse en mujeres de entre 17 y 25 años y es poco habitual en edades posteriores o tras haberse iniciado sexualmente o tenido hijos.

En estas mujeres jóvenes, la dismenorrea aparece entre los 6 y los 12 meses siguientes a la menarquía (edad de la primera menstruación) y no suele ser secundaria a ninguna enfermedad conocida, aunque siempre se debe consultar a su médico. Algunos antiinflamatorios pueden ayudar a aliviar estos síntomas y en ocasiones el tratamiento hormonal (anticonceptivos) también puede ser efectivo.

Para disminuir los síntomas se aconseja realizar ejercicio de forma regular (un paseo cada dos días es suficiente), disminuir el consumo de tabaco, alcohol y cafeína y tomar más líquidos (agua, zumos, fruta, verdura).

La dismenorrea secundaria aparece en mujeres de más de 30 años, generalmente a consecuencia de una enfermedad, tal como los fibromas uterinos o la endometriosis, además de adenomiosis, y menos frecuente, la salpingitis crónica, empleo de DIU, y la obstrucción congénita o adquirida del tracto de salida, incluyendo estenosis cervical. Suele aparecer una semana antes de la menstruación, pudiendo aliviarse o empeorar durante la misma, o incluso persistir durante todo el ciclo.

Dolor pelviano, distensión, debido a la masa fibroide o al peso de la misma, que comprime las estructuras pelvianas vecinas.

Dolor de espalda, flancos o incluso de las piernas, debido a la compresión de estructuras nerviosas.
Dolor durante el acto sexual.

Presión en el sistema urinario, con aumento de la frecuencia miccional, incluyendo la necesidad de levantarse a orinar por las noches. En algunos casos, los fibromas comprimen los uréteres que conectan la vejiga con los riñones, bloqueando el normal pasaje de la orina desde los riñones.

Compresión del intestino, provocando constipación o alteraciones del hábito intestinal. Distensión abdominal, haciendo creer un inexistente aumento de peso.